martes, 17 de mayo de 2016

ELOGIO DE LA NOCTURNIDAD


















Escribo noche,
con una antorcha de dedos transparentes;
escribo el más allá de ese cuerpo ajeno
que por el cielo riega su patria incomprendida de luces;
y la refriega dulce, desmembrada de las constelaciones
donde un ángel se desnuda en la mesa de los adivinos

y el aire toca el arpa, sonámbulo.

Al salir al patio
y encender un cigarrillo, miro la noche a cuestas
aqui feliz conmigo, a paso ronco en su rodaje;
escucho el piano roto de los múcaros
la voz de soledad liberada en los árboles,
y el acoso, dulce y memorial del camino más dormido;
imagino que el alma, otra vez, es un espejo recien lavado
por la preguntas altas en lo incierto,

veo que la poesía abre su cuchillo de letras
buscando sangre nueva.

Y aquí estoy
en alba escribiendo noche, rodando el río que quedó
de ese pasado corto y amado,

donde me vi tan pequeño,
mirando al cielo largamente,

templo definido.

Marioantonio Rosa.© 2016

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