sábado, 6 de febrero de 2016

DANIEL SANTOS AUTOGRAFIADO (Recado a Daniel Santos, Bolerista de América)



















(Para Luis Enrique Romero, por la interpretación)

He querido imitarte en algún bar escondido
junto a una mujer ajena y un vaso de whiskey;
la vellonara destrozándose en los surcos de tus boleros
y un sombrero nocturno y tibio para la soledad;
caminé borracho alguna calle de Río Piedras,
y en los muros de la hiedra lloraba de tus lágrimas
casi como hiciste tú, en esa playa de Varadero
cuando el amor te dejaba blancos los ojos,
en la luna cavadora de una muerte rápida,

pero regresaste a tierra, innombrable de sílabas.

Mi madre te sigue amando, Daniel,
todavía alcanzo a sentir la radiola en coloratura
cuando cantabas el adiós a los muchachos
que se iban a la guerra bajo una bandera extraña
y regresaban muertos, o entre pedazos, incomprendidos,
porque esa sigue siendo la orden del imperio y el tirano
al que le seguimos besando el trasero-no quiero decir, culo-
Mi padre, que tenía un bigote muy parecido al de García Márquez,
cantaba bajito esa canción del perdón,
tendida en la eternidad por Pedro Flores, y yo, después,
te encontré cantando en un bar de Zapopán,
mientras me halaba un tequila y una llamada que nunca llegó
"Lo siento por tí" empecé a susurrar,
oh, gran bolero de Rafael Hernández lleno adioses y tejados,
cargando para mi boca una plaza de luciérnagas.

Tanto Daniel, tanto,
allí estaba, viendo tu último concierto,
en el Teatro de la Universidad; tu botella, tu siglo de amor,
tu majadería, tu elegancia, tu hombria tosca y sin número,
esa última pértiga de tu mirada al público, sin despedirte
para que siempre jugáramos a recordarte.

Hoy Daniel, han pasado 100 años,
en esa calle huérfana y angosta de Santurce
donde naciste, donde sigues naciendo,
bajo el sonido de un collar de escenarios nostágicos

confieso que te imito, Jefe,
en la escarcha de un bar que me ha dejado el tiempo,
destrozando la misma vellonera
ahora feliz con Marta, y contigo,

jugando con naipes mojados al ocaso.

Marioantonio Rosa.© 2016

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