domingo, 28 de febrero de 2016

KISAGOTAMI














(lecturas del Dalai Lama)

Kisagotami era una mujer que sufría,
tanto, que su desnudez pintaba barcarolas
y una espada de muchas noches pendía de su alma;
los ojos al eco del mandala de lluvia
y la voz desnuda de los que no duermen.

Andando el tiempo, su hijo muere;
la muerte echaba fronteras en su casa, la muerte íntima,
besó la boca de su hijo en un tormento de pájaros
y Kisagotami desangraba su amor de soledad

esos soles truncos,
que solo el dolor parte entre los avisos.

Solo un grano de mostaza
un grano nuevo, indoloro, sin apellidos
en un hogar, donde nunca la muerte posara sus rodillas
era el cauce de Kisagotami para entrar al amanecer;
allí, descalza, tocaba cada puerta, y preguntaba
y la respuesta siempre fue la misma
hemos sufrido de muerte.

La mujer regresó donde aquel hombre
que la había enviado a encontrar un lugar del no sufrimiento
y con el grano nuevo mostró su fatiga

El Buda, la miró a los ojos
y nacieron juntos, más allá de toda lágrima.

Marioantonio Rosa.© 2016

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