miércoles, 10 de agosto de 2016

LAS VOCES













La noche delgada del corredor
deja caer su oído sobre todas las cosas;
se mantiene un viejo mar de desvelo
rompiendo el vacío de sus propias olas
y el aljibe en tibia herida de las sábanas

se habla en gran silencio.

Como en bella sed,
primero suben celajes y arrecifes;
te dejan saberse desprendidas de un sueño
que ha llegado a tí, como agonía;
te dejan saberse sombra de aurora, sombra de gritar
todas las coronas que el miedo inunda.

Es posible la heredad de la locura.

La forma de vivir es simple:
no contestar nunca a ese sonido de hojas muy verdes
como si un árbol resquebrajara su día mutilado
y fuere lejos tras de ti, con deseo,

solo escucha sin tocar esas palabras
mudo sobre la luz que te asecha.

Marioantonio Rosa.© 2016

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