domingo, 11 de diciembre de 2016

ENCERRONA




















¿Y este altar salvaje del verde?

el péndulo triste
donde el sol va y habla oráculos
donde el hielo calcina
las imágenes de un hombre solo;
el perder el alma,
cada vez que la vida abre su boca
y suelta trenes vacíos contra los ojos;
el juego del niño disecado,
y la mujer mayúscula en el eco;
el ser este encierro contra este incendio verde;
cuyas brasas son cruces, o navajas de duelo.

Los hombres que no somos por idolatría.

Pero yo encontré este sitio
con su luna anciana de Yagrumo
y las manos ajadas entre ríos ajenos;
yo, interpuse el calvel de Julia,
aquella vez al fusilamiento de la soledad,
porque el mar, ¡tan lejos! era una terraza de frío,
y era una patria destrozada de oscuros...

¿Y este altar sin memoria en la frente?

Subo el Monte-Monte,
el corazón de chubasco donde la hierba se denomina
león y raza, fiera y alabanza,
no me digas cómo hacerlo
déjame subir proscrito como me amo

entre la historia estrujada a un pasajero de invierno.

Marioantonio Rosa.© 2016

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