viernes, 15 de julio de 2016

CAUSAS











Ha salido el sol
y trepa la geografía de los objetos;
acaricia superfies con su sombra terca y amarilla
pone heridas de oro en las copas de los árboles

y contra el azul del cielo, piensa sus invasiones.


Acá abajo,
donde existe el miedo y otras regiones de soledad
miro con tristeza el ataque en Niza, Francia;
la muerte desnuda sus sombrillas de ahogo
y se roba las infancias más alegres;
pienso en el hombre y su baile de destrucción
pienso en su gusto de perturbar la sangre;

lo pienso amándose enemigo de sí mismo.

Bello enemigo, el hombre
sus ideas, sus torcidas rasgaduras del espíritu,
el pensar divinidad con un verbo de violencia
y ese río de voz rota al inmolarse, matar, conquistarse
en un arpón que solo consuela un lenguaje de espasmo
y de toda esta belleza, los llantos,

como pájaros aturdidos en luz hacia el dolor.

Mohamed Lahouaiej Bouhlel, tunisio,
repartidor en la localidad de Niza, tal vez.
quiso hacer con Baudelaire una nueva flor del mal
y ponerla, con aire sonámbulo en el balcón de la ceguera
solo para ser escuchada, y en ella, otra muerte
en una versión de pedazos de cuerpos esparcidos en las vías

otra manera convulsa de rezar,
en este odio que nos habita tan humanos,

en este odio, compartido
que nos hace amos absolutos de la extinción.

Marioantonio Rosa.© 2016

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